La confección de la cabecilla de las cortinas y visillo puede hacerse de muchas formas; fruncida, a tablas, con doble o triple pliegue, o liso perfecto. Todas tienen su encanto y en ocasiones la decisión de optar por una u otra se deriva del espacio disponible, del mecanismo que debemos usar o de la tela elegida para su confección.
La confección de la cabecilla es fundamental para tener un resultado de calidad. Existe la confección artesanal y la industrial, y la diferencia viene dada por los materiales empleados y por la propia ejecución.
Como primera muestra tenemos tres confecciones a tablas, dos de las cuales (la de color marrón a la izquierda y la de color blanco liso a la derecha) son idénticas en ancho, y una más pequeña (la del centro). El ancho de la cabecilla es de vital importancia, ya que será lo que otorgue caída a la tela cuando este colgada del sistema que hayamos elegido, y como mínimo debe medir 9 cm de ancho (la del centro mide solo 6 cm).
Hemos descosido todas la cabecillas y vemos que la de color gris y blanco (la del centro) además de no cumplir el ancho necesario, no lleva ninguna entretela.
La blanca, aunque cumple el requisito de ancho, tampoco lleva ningún tipo de entretela o refuerzo y esto hace que no tenga rigidez y al colgarla de una barra si la tela es muy fina se doblara a la altura del gacho que la sujeta por detrás.
La de color marrón es la que debemos observar detenidamente ya que es la confección artesanal que deben tener tus visillos. Cumple la medida de ancho 9cm, lleva una entretela para darle rigidez, y está terminada con un remallado en la tela para que no se rompa o deshaga.
Estas fotos nos muestran cómo lo que a simple vista parece una confección similar, puede ocultar grandes diferencias que son las que otorgarán la calidad al final de la confección.
Información y fotografías: Cortinas modernas