Si ya estás concienciado de los beneficios de correr para tu salud, ahora es el momento de aprender algo aún más importante: cómo reducir el riesgo de lesiones. El running tiene sus riesgos, y conviene conocerlos antes de ser víctima de ellos…
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El running se ha convertido en el deporte que une a legiones de personas que cuidan su aspecto físico y su salud en todo el mundo. Este ejercicio mejora la salud cardiovascular, quema muchas calorías y aporta incontables beneficios a nuestro cuerpo y nuestra mente.
Además, el running se ha popularizado porque es sencillo de practicar, permite una flexibilidad horaria enorme en los tiempos que corren y resulta económico de practicar.
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Pero hay otra cara de la moneda: las lesiones…
Las principales lesiones derivadas de la práctica del running son:
- fascitis plantar: inflamación de la fascia en la planta del pie. Los síntomas son dolor en el talón o en la misma planta del pie.
- distensión o rotura fibrilar: se produce primero un tirón muscular que puede agravarse. Los síntomas son un dolor fuerte que viene de súbito.
- tendinitis en el tendón de Aquiles o en la rótula: se nota un dolor en el tendón y en las articulaciones que desaparece con el calentamiento.
- esguince de tobillo: una simple torcedura puede dar lugar a esta lesión. Los síntomas son dolor repentino, hinchazón y moratón en la zona.
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Para reducir el riesgo de lesionarse, estas son las medidas que puedes tomar:
- Alterna diferentes pares de calzado de running. Según un estudio reciente, esto puede reducir el riesgo de lesionarse en un porcentaje del 39 por ciento. Por ejemplo, se puede utilizar unas zapatillas para carrera corta y rápida, y otras diferentes para los días de entrenamiento de más distancia.
- Presta atención al tiempo. En condiciones climatológicas adversas, hay más riesgo de lesiones. El calzado con lluvia dee ser más fuerte, y disponer de una suela que se adhiera bien al suelo.
- Adapta el entrenamiento a tu condición física. Es importante tener como objetivo una mejora progresiva y perseverar que empezar con demasiado impulso.
- Haz estiramientos antes de empezar. Es una regla antigua, pero aún hay muchar personas que la olvidan. Conviene estirar los músculos antes de empezar a correr. Hay múltiples ejercicios de estiramiento que se pueden hacer: consulta un buen libro, a un entrenador o en internet.
- Fortalece la musculatura de piernas y pies. Cuando se tienen bien musculadas estas extremidades, la carrera es más segura al plantar cada pie y el impulso al levantarlo más potente. Procura hacer estos ejercicios de musculación alternándolos con la carrera.
- Usa prendas de compresión. Aunque parece una moda pasajera, las prendas de compresión dan soporte a la musculatura mientras corres previniendo la fatiga.
- Para si estás fatigado. El cansancio es una señal del cuerpo que avisa de cuándo se debe parar. Integrar el reposo en el entrenamiento también se puede aprender.
- No corras con lesiones por mínimas que sean. Parece una perogrullada pero muchas personas siguen saliendo a hacer running cuando tienen una pequeña lesión, sin darse cuenta de que ésta puede conducirles a una lesión mayor.
Fotografías: Adidas
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Categorías: Belleza y salud
Publicado el: 05-10-2015 | Autor: María Tebar