Estamos acostumbrados a ver colores vibrantes y juegos de contrastes en la decoración de habitaciones infantiles, dormitorios juveniles o estancias de ocio, pero no suele ser habitual encontrar estas combinaciones en estancias comunes del hogar como el salón.
En esas habitaciones los tonos más frecuentes son los beiges negros, marrones, chocolate… y en ocasiones combinados con otros colores, pero siempre conservando una apariencia armónica.
En este salón se ha optado por utilizar esos colores que no estamos habituados a encontrar en el salón, y el resultado no deja de ser atractivo.
Se trata solo de unas pinceladas amarillas y azules aplicadas sobre una base neutra. Una nota de color suficiente para que este salón pase de ser una estancia estática y aburrida, a un espacio dinámico y divertido.
Fotografías: Arredamentidiotti