Los arquitectos Daniel López Ben y Pablo Noya Suárez, quienes han sido los responsables del interiorismo de esta cocina buscaron mediante la elección de los acabados, combinar la neutralidad del blanco, presente en el amueblamiento de la pared, con el gris de la isla central, tratando de que los conceptos formales resalten sobre los puramente estéticos.
La cocina está dividida en dos zonas, una de ellas adosada a la pared, en la que se concentran la mayoría de las zonas de trabajo, como la de fregado, frío, almacenaje, cocción… Y una segunda zona concebida como isla, en la que se pueden desarrollar las funciones de cocina, preparación y servicio. La encimera se alarga más allá de la zona de cocción para crear una barra de desayunos que sirve además como zona e trabajo auxiiar.
Para llevar a cabo ésta distribución se tuvo en cuenta el mejor aprovechamiento del espacio y la posibilidad de convertir esta isla en el lugar ideal para comer o cenar con la presenta de las mejores vistas del patio de la vivienda.
La iluminación, elemento clave de esta propuesta combina la iluminación indirecta del muro de piedra y de los paramentos verticales, con la iluminación puntual a través de las lámparas de techo y las lámparas de pie.