Quizás a algunos de vosotros os parezca algo innecesario, pero lo cierto es que para cualquier obra de reforma en el hogar es necesario obtener ciertos permisos y licencias, si es que queremos hacer bien las cosas (que, por otra parte, es como se deben hacer…) Por supuesto, para cambiar una lámpara o el lavabo no es en absoluto necesario acudir al ayuntamiento o a la comunidad de vecinos; pero otras intervenciones sí precisan de la obtención determinadas licencias.
En general, podemos decir que las licencias existentes son de dos tipos: de obra mayor y de obra menor.
Dentro de las primeras se engloban las obras nuevas, las ampliaciones y demoliciones, cambios de uso, reformas que afecten al aspecto exterior o la distribución de los espacios interiores, sistemas estructurales y renovación de instalaciones. En cuanto a la licencia de obra menor, se debe solicitar cuando se vayan a hacer trabajos que no requieran una especial complejidad, como por ejemplo reparaciones, arreglos de cubiertas o retejados, trabajos relacionados con el interiorismo, vallados y cerramientos de terrazas.
Aparte de las licencias municipales, también es muy importante contar con la aprobación de la comunidad de vecinos, si es que vivimos en un edificio con varios inmuebles o una urbanización de chalets. La obtención de las licencias, además de garantizarnos que no sufriremos ninguna denuncia y/o parón de las obras, también es necesaria para poder solicitar las posibles subvenciones que actualmente están disponibles para renovar las viviendas.
Imagen: Giles Douglas
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Categorías: Arreglos en el hogar
Publicado el: 08-07-2010 | Autor: Marta Sánchez